jueves, 1 de noviembre de 2007

¿Afronta la religión cristiana una perdida de influencia en el mundo?

Por Luis Alfonso Gutiérrez / Periodista

Al observar el panorama mundial de la Iglesia Cristiana, se nota que en algunos países existen grandes movimientos que atraen multitudes cada día a aceptar al Señor como su Salvador, pero en otros, ha perdido vigencia, relevancia y está declinando dramáticamente, con el peligro de que desaparezca como respuesta a la necesidad espiritual de su gente.

Surgen las preguntas: ¿Cuál es el futuro de la Iglesia?, ¿Hacia dónde se dirige?, ¿Cómo está la iglesia dónde usted vive?, ¿Está declinando ó prosperando?

Algunas congregaciones cuando experimentan un declinar en su feligresía, buscan formas non bíblicas para atraer nuevos creyentes, y en esa búsqueda caen en desviaciones peligrosas que solo traen frustraciones, convirtiendo las congregaciones en entes seculares donde todo es válido, si eso conlleva a mantener los creyentes en dentro de las paredes de los templos.

Por más de mil seiscientos años, Europa ha sido regida por gobiernos que se proclaman cristianos, pero la herencia que han dejado es una sociedad post cristiana. De acuerdo a algunos sociólogos, el cristianismo podría ser extinguido de la sociedad en el año 2040, donde sólo un 1% de la población asistiría a la iglesia. Las principales denominaciones, desde la Iglesia de Inglaterra, los Metodistas y la Iglesia Reformada Unida, vienen declinando a través de los años. Según afirma el sociólogo Steve Bruce en su libro ‘Dios ha muerto’, a principios del siglo pasado todos los matrimonios fueron religiosos; en 1971 solamente el 60% y en el 2000 el 31%.

En países como Holanda, la Iglesia viene secularizándose cada día más, y según reportes de la Oficina Social y Cultural, el 72% de la población no tiene filiación religiosa. Un reporte de Alemania dice que muchos están volviendo a las prácticas de ocultismo, para buscar la dirección espiritual que en otro tiempo encontraron en las iglesias. En varios lugares del continente europeo, iglesias han sido obligadas a cerrar por la falta de asistencia.

Estados Unidos, aunque fue establecido bajo fundamentos bíblicos, es un país que ha perdido paulatinamente sus tradiciones religiosas. Hoy, solamente un 40% asiste a la iglesia semanalmente, pero la cifra puede bajar al 20%. El 60% cree que la Biblia es la Palabra de Dios. La mayoría asiste a la Iglesia por el carisma del pastor, y si éste pierde popularidad, fácilmente puede perder su congregación. Muchos pastores pagan grandes cantidades de dinero para ser asesorados en el marketing religioso, con el objetivo de lograr un crecimiento para sus iglesias.

Varias de estas congregaciones no solo ministran el alma, también están muy interesados en el cuerpo. No es raro ver algunas iglesias, cuyas edificaciones incluyen restaurantes, salones de belleza, gimnasios, saunas y campos deportivos. Con razón el evangelio de la prosperidad ha tenido un terreno fértil para convencer a los creyentes que si ellos contribuyen con grandes cantidades de dinero para la iglesia, serán prosperados para poder tener el carro del año ó la casa deseada.

Para ellos, Dios es tolerante en extremo y sus iglesias son sitios terapéuticos donde no se juzga ni se condena a nadie, pero tampoco se adoptan posiciones frente a conductas antibíblicas como el homosexualismo. Muchos púlpitos sacaron los temas del pecado, del infierno y el juicio divino, para dar lugar a mensajes lights que solo adormecen la conciencia y culpabilidad del hombre.

Muchas iglesias crecen y se convierten en megaiglesias a costa de la perdida de la membresía de pequeñas iglesias, donde sus pastores luchan por sobrevivir. Últimamente, algunas se han convertido en escenarios de entretenimiento, más que en casas de oración.

En Latinoamérica, desde la frontera del Río Grande hasta La Patagonia en Chile, la Iglesia Católica ejerció su dominio por más de 400 años, constituyéndose en la religión oficial de muchos países. El Catolicismo comenzó a perder influencia desde 1960, cuando muchos sacerdotes comenzaron a promover la teología de la liberación y otros a acoger movimientos carismáticos originados en los Estados Unidos.

Durante las últimas décadas, millones de personas han abandonado las toldas católicas para acoger otras confesiones religiosas, especialmente los movimientos pentecostales y carismáticos de la Iglesia Cristiana, a tal grado que El Vaticano estudia nuevas formas de liturgias que mantengan sus fieles dentro de las iglesias y además, atraigan a jóvenes.

El movimiento evangélico de Latinoamérica está dividido en grupos de iglesias que conforman denominaciones e iglesias independientes con pastores carismáticos, las cuales pueden fácilmente convertirse en megaiglesias.

Colombia, aunque es vista como una tierra donde el avivamiento ha ganado lugar, también ha tenido un desarrollo y crecimiento controversial en los últimos treinta años. Durante ese crecimiento se han presentado muchas incongruencias y desmanes. La Iglesia Cristiana ha recibido toda la influencia de las iglesias del norte, y muchos ministerios son copias fieles de exageraciones eclesiásticas que se han criticado continuamente.

Muchos pastores al perder su visión sólo se esfuerzan por no ceder popularidad y mantener su iglesia como la más grande e influyente. Para esto han implementado métodos distintos a los que las Escrituras establecen, dejando a un lado la dirección que el Espíritu Santo debe tener. Recientemente, se han hecho varios esfuerzos para buscar la unidad de la Iglesia, pero los más fuertes e influyentes quieren la unidad en torno a sus ministerios.

La Iglesia continúa, pero la acción del enemigo también está presente para opacar el trabajo de los hijos de Dios. La cizaña sigue creciendo junto con el trigo, y sólo será descubierta y arrancada al final de la cosecha, cuando el mismo Dios depure definitivamente su iglesia y establezca su Reino. Mientras tanto, hay que mantenerse fieles al llamado que Cristo nos dio y a la sana doctrina que tenemos en la Palabra de Dios.

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